Hacia una mirada de clúster cultural

Carmen Gloria Larenas

El nuevo Plan Paso a Paso publicado hace algunos días por el Ministerio de Salud permite por fin la posibilidad de abrir al público, en el corto plazo, los espacios culturales de diferente índole. Esa pequeña luz para el sector es más bien un bálsamo para el ánimo, que una ayuda concreta a la supervivencia financiera de las organizaciones que no han tenido respiro en este año y medio de encierro, una experiencia que debiera orientarnos en avanzar hacia medidas con una mirada transversal que reconozcan el verdadero aporte de la cultura al desarrollo de otros sectores económicos y, así, del país.

El estudio “Las Industrias Culturales y Creativas (ICC) frente al COVID-19, Panorama del impacto económico”, presentado recientemente por UNESCO, ofrece interesantes elementos a tener en consideración. Según las cifras recogidas desde diferentes fuentes y bases de datos, de instituciones públicas y privadas, grupos transnacionales, empresas medianas y pequeñas y millones de trabajadores independientes, sólo en 2020 se perdieron 750.000 millones de dólares respecto de 2019 y más de 10 millones de puestos de trabajo se vieron afectados en el sector cultural.

Al margen de resaltar lo que ha sido una realidad transversal a nivel mundial para el sector, es interesante constatar dos cosas del estudio. En primer lugar, el informe agrupó los mundos culturales y creativos en subsectores que unen patrimonio cultural y natural, artes escénicas y festividades, artes visuales y artesanía, libros y prensa, medios audiovisuales e interactivos y diseño y servicios creativos, como arquitectura y publicidad. Es relevante porque, agrupados de esta manera, se hace evidente que cada sector impacta -positiva o negativamente- en cadena a la economía de los países. En segundo lugar, el estudio también reconoce que el sector del Turismo está estrechamente asociado al de la Cultura, todo lo cual exige una mirada orgánica al momento de pensar en políticas públicas que apunten a recuperar la actividad de las industrias culturas y creativas.

Desde las organizaciones también tenemos que pensarnos en la lógica de clústeres culturales. Las actividades artísticas coexisten con las comunidades, con la gastronomía, entre muchos otros, y los tiempos actuales exigen que nuestra propuesta trascienda al edificio que nos alberga y su espacio escénico, para vincularse con las personas y su entorno de manera activa y participativa, dentro de las posiblidades de cada uno. Si bien hemos avanzado en esa línea, con los apoyos adecuados podemos hacer mucho más.

¿La buena noticia? El estudio releva ejemplos exitosos de reconversión en todo el mundo, mencionando al Teatro Municipal de Santiago y su Municipal Delivery, junto al Teatro Colón de Buenos Aires con su programa “CulturaEnCasa”, como un claro manifiesto de la urgencia que las expresiones artísticas han tomado en el tiempo de encierro.